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Alimento, la mejor de las medicinas

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Bien lo decía Hipócrates: “Que tu comida sea tu alimento y tu alimento tu medicina”. Hoy esta frase cobra más sentido que nunca, pues la alimentación está estrechamente ligada con nuestro estado de salud. 

Nuestra alimentación hoy nos puede acercar a las enfermedades o alejarnos de ellas porque sencillamente, como muchos otros dicen, somos lo que comemos. 

Gracias a la industrialización ahora es más fácil llevarnos a la boca alimentos empacados, procesados, altos en azúcar y sodio que nos alejan de una vida saludable y nos mantienen en el médico por múltiples patologías tanto físicas como mentales. 

Por esta razón y para celebrar este 16 de octubre, el Día Mundial de la Nutrición, queremos compartirte cuáles son esos nutrientes que no te deben faltar en tu alimentación y de dónde obtenerlos. 

Los nutrientes son necesarios para que nuestro cuerpo realice sus funciones vitales sin ningún tipo de alteración. Estos elementos son captados por nuestras células y luego son transformados y procesados.

En este sentido, existen los macronutrientes y los micronutrientes. Los primeros aportan energía al organismo para su buen funcionamiento y para reparar y construir estructuras orgánicas así como para regular los procesos metabólicos. 

Los macronutrientes son: 

  1. Carbohidratos 
  2. Proteínas 
  3. Grasas

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la distribución recomendada de macronutrientes para adultos es:

  • Carbohidratos: del 45 al 65%
  • Proteínas: de 10 al 35% 
  • Grasas: del 20 al 35% 

Pero, ¿de dónde obtener los macronutrientes? La mejor forma de obtener los nutrientes que nuestro cuerpo necesita es de la comida real. 

Los carbohidratos más saludables los encuentras en las frutas, las verduras, los frutos secos, los granos, los cereales, las semillas y las legumbres.

No le tengas miedo. Lo que los carbohidratos han tenido es mala fama pero son tan necesarios para que tu organismo funcione bien como las grasas y las proteínas. 

Solo tienes que saber elegir bien la cantidad y el tipo de preparación. Aléjate de harinas refinadas, ponqués, dulces y helados.

En cuanto a las grasas, existen las buenas (monoinsaturados y polinsaturados) y las malas (saturadas y trans).

Las primeras las encontramos en frutos secos, aguacate, aceite de oliva, atún y salmón y las malas las puedes encontrar en embutidos, carnes maduradas, mantequillas , margarinas , salsas y productos ultraprocesados.

Por eso es mejor que te alejes de los paquetes fritos y la comida rápida en general. 

Pasemos ahora a las proteínas. Este macronutriente tiene un papel fundamental en la producción de células nuevas y en la reparación de células. 

Las hay de origen animal y vegetal. Las mejores proteínas se encuentran en el huevo y en la carne de res, de cerdo, de pollo y de pescado, especialmente de los cortes más magros pues tienen menos grasas. 

Las proteínas de origen vegetal se hallan en semillas y frutos secos, lentejas, quinoa, espirulina, semillas de cáñamo y de chía, también los champiñones, soja y por supuesto las leguminosas como las lentejas en sus diferentes variedades, garbanzos o frijoles.

¿Y, qué son los micronutrientes? 

Los micronutrientes son elementos esenciales que ayudan a nuestro cuerpo en sus funciones metabólicas y fisiológicas. Básicamente son las vitaminas y minerales que se utilizan para la mayoría de funciones celulares.

Los micronutrientes que nuestro cuerpo necesita los obtenemos de una buena alimentación que nos proporciona vitaminas tanto liposolubles como la A, D, E, K y también las hidrosolubles como C, B así como  el ácido fólico. 

A nivel de minerales se destacan el Calcio, hierro,  yodo y el zinc. 

Si quieres tener un plan de alimentación que te permita lograr tus objetivos, sentirte bien por fuera y por dentro no dejes de consultar a nuestros expertos en nutrición virtual. Más información aquí

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