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EJERCICIO EN LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER

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¿Sabías que las mujeres que entrenan tienen un riesgo menor de padecer cáncer hasta en un 30%?

Se ha comprobado que hasta una tercera parte de las muertes por cáncer está relacionada estrechamente con la obesidad y el estilo de vida sedentario. 

El cáncer de mama no es la excepción. Las mujeres que entrenan regularmente tienen un riesgo menor (entre un 20 a 30%) de padecerlo que las mujeres sedentarias. 

El ejercicio regula las cantidades de hormonas como los estrógenos y la insulina que en altas cantidades son factores relacionados con la enfermedad. 

La realización de un programa de entrenamiento de acuerdo con las necesidades y características de la mujer es la mejor manera de tomar control. 

¿Lo ideal? mínimo 30 minutos diarios de actividad física moderada (para comenzar). Este tiempo se puede ajustar periódicamente con asesoría del profesional de la salud quien puede hacer los ajustes y progresiones para que la mujer obtenga todos los beneficios de la práctica, incluida la protección contra el cáncer. 

EFECTOS DEL EJERCICIO EN EL PACIENTE CON CÁNCER 

El paciente con cáncer siente fatiga que genera inhabilidad para realizar tareas físicas a un ritmo acostumbrado o de fuerza debido a un mal procesamiento de los nutrientes, a que hay mayor requerimiento energético y a la reducción de la ingesta de alimentos por náuseas, malestar, etc.

Es difícil que el paciente lo entienda pero el ejercicio es lo que más le ayuda a superar esta fatiga ya que mejora de manera notable la función cardiovascular, pulmonar y muscular así como la circulación, ritmo metabólico, tono muscular, fuerza, coordinación y balance. 

También promueve la liberación de sustancias encargadas de hacer resistencia contra los tumores (citokinas) y de hormonas como los corticoesteroides o catecolaminas que pueden modular la habilidad de las células inmunes para exterminar a las células tumorales.

Los estudios han demostrado que los pacientes que realizan ejercicio físico experimentan una clara reducción de la fatiga y pueden realizar actividades normales, sin limitaciones. 

La falta de actividad física, por el contrario, reduce la masa muscular y ósea, situación que puede ocasionar fracturas, disminuye la capacidad cardiovascular y aumenta el riesgo de padecer deficiencia cardiaca e hipertensión arterial.

Precauciones para realizar el ejercicio: es importante una prescripción precisa del ejercicio que tenga en cuenta los siguientes factores: 

  • El estado de la persona
  • El tipo de entrenamiento 
  • La intensidad 
  • La frecuencia
  • La duración 

También es necesario determinar las condiciones en las que se debe suspender por la aparición de síntomas relacionados con la enfermedad y los diferentes tratamientos. 

Para mujeres con cáncer mamario, un programa de entrenamiento que incluya ejercicio aeróbico y fortalecimiento muscular contribuye a reducir el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y osteoporosis lo cual es vital ya que el tratamiento contra el cáncer mamario usualmente conlleva a estas dos situaciones. 

La paciente debe asesorarse con su médico tratante para determinar la intensidad apropiada con la que se debe prescribir el programa de entrenamiento.

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