A los 42 años, Maribel no solo es mamá de tres hijos, abuela reciente y comerciante independiente con una papelería cerca del gimnasio. También es una mujer fuerte —física y emocionalmente— que encontró en el ejercicio un salvavidas cuando la tristeza y la depresión tocaron su puerta.

“Empecé porque estaba un poco gordita, pero también por tristeza. Venía al gimnasio dos horas y se me regulaba la vida.”

Así, sin adornos, Maribel describe cómo inició su viaje en el entrenamiento hace tres años. Al principio, lo hizo por salud física, pero pronto descubrió que el mayor cambio estaba ocurriendo dentro de ella.

Del dolor emocional a la fuerza interior

En medio de episodios de depresión, decidió actuar: ponerse ropa deportiva y moverse. “Ser constante, ser disciplinada y venir todos los días al gimnasio me cambió la vida. Ver mis propios resultados me comprometió aún más conmigo misma.”

“Esto requiere esfuerzo, esfuerzo y disciplina. Y para mí, feliz.”

El peso como blindaje

Desde el inicio, Maribel se sintió atraída por el entrenamiento de fuerza. Más allá del cambio estético, levantar pesas se convirtió en una forma de sentirse blindada frente al mundo: “Siempre me ha gustado sentirme fuerte. Es como un blindaje para mí misma.”

No faltaron las críticas. “Que me iba a volver como un hombre, que las piernas se me veían masculinas…” Pero nada de eso la detuvo. Hoy, cada músculo es símbolo de resistencia, constancia y valentía.

Una inspiración para su hijo y para muchas mujeres

El impacto de su transformación ha trascendido lo personal. Su hijo, que también atravesaba momentos difíciles, comenzó a entrenar gracias a su ejemplo. Ahora se siente mejor, más tranquilo, más fuerte. “Ha sido como un espejo para él”, dice con orgullo.

Pero ahí no termina su influencia: Maribel también empezó a grabarse, subir sus rutinas a redes sociales y compartir su progreso. “Muchas mujeres y hombres me han dicho que los he inspirado. Verlos entrenando gracias a lo que comparto me llena.”

“Quisiera que mi nieta también viva el deporte”

Convertirse en abuela ha renovado su propósito. Sueña con que su nieta crezca en una cultura de bienestar, que encuentre en el deporte el mismo refugio y fortaleza que ella descubrió.

“Estamos todo el día sentadas, sobre todo las amas de casa. Pero hay que iniciar: pilates, rumba, pesas, lo que sea. Lo importante es empezar”.

Una mujer que inspira

Maribel no es influencer profesional. Es una mujer real. Con responsabilidades, con días buenos y malos, con una historia que muchas pueden sentir como propia. Y por eso mismo, su mensaje es tan poderoso.

“Soy segura, fuerte y muy capaz de todo”.

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